Participar en una feria es todo un desafío para una emprendedora.
Hace dos años aproximadamente escribí otro artículo que se llama “Rescatar lo positivo” https://nuu.empretienda.com.ar/blog/rescatar-lo-positivo en este blog donde cuento una anécdota en particular de una feria en la cual participé. También hice un reel https://www.instagram.com/reel/C0hwUafLCvW/?igsh=czBveGJ4aGdidG5q para Instagram dónde cuento bien resumido qué significa una feria para mí.
Una feria es un revuelo de emociones para una emprendedora. Primero porque nos gana el entusiasmo y si vamos con altas expectativas de ventas y después no vendemos lo esperado, la desmotivación es muy grande. Empezamos a dudar de nuestro trabajo, de los productos que hacemos, si van, si no van, si hay que cambiar algo o todo. Ni hablar si las chicas de al lado o enfrente vendieron un montón! Más preguntas y replanteos nos hacemos.
Con el tiempo y mi experiencia en ferias les puedo contar que pasé por todas las emociones juntas. Hace unos años participaba de la feria del hipódromo en Azul. Se hacía una vez al mes. Nunca pasé tanto frío como en esa feria. Íbamos con Gabi otra compañera y compartíamos el espacio. En cinco meses vendí un suéter, sí, un solo suéter y se lo vendí a una amiga emprendedora. Obviamente no era el espacio para lo que yo ofrecía. ¿Me arrepiento de haber ido? Para nada. Mi hijo es fan de los caballos así que él estaba fascinado. Nosotras comíamos cosas ricas. La pasábamos bien a pesar del frío pero tampoco quería seguir insistiendo con algo que no era para mí.
Después del hipódromo me anoté en la feria de la Rural de Azul. Eran dos días. Vendí una musculosa en esos dos días. Se nos voló el gazebo, se nos rompió uno de los caños y eso me dio tanta bronca que me largué a llorar de lo frustrada que me sentía.
Todas estas experiencias me sirvieron muchísimo para empezar a seleccionar en qué ferias yo tenía que participar y en cuáles no pensando un poco en quienes son mis clientas y dónde puedo vender y dónde no.
Por supuesto que la feria es una lotería. Hay veces que pensamos que nos va a ir bien y resulta que pasa todo lo contrario y ahí vienen esos sentimientos encontrados de desazón, angustia, duda.
Con todas estas experiencias que tuve aprendí que cuando decido ir a una feria, voy sin expectativas, voy a disfrutar, a compartir con otras compañeras, a pasar un rato con amigas que me van a visitar, con la familia que también acompaña. No pienso más en “hoy voy a vender”. Por supuesto que una quiere vender, pero ya es anecdótico, si vendo genial me da alegría pero ya no dudo de lo que hago, de mi trabajo, de mi emprendimiento. Es sólo una feria.
Si llegaste hasta acá, ¡gracias!
Nos vemos la próxima.
Eugenia
NUU®